Último día de vacaciones. Pasaron tan rápido, realmente me sorprendí.
He estado muy pensativa estos últimos días con relación al tiempo.
Ayer fue el cumpleaños de mi primo, Benjamín, y cumplió trece años. Mi tío colocó unos vídeos de cuando eramos pequeños y dije: "Uau, me acuerdo como si hubiera sido ayer".
Parece ayer que conocí a mis amigos en el primer día de clase del 1° Básico 2004, y el 4 de abril de ese mismo año, Sari y yo nos volvimos las mejores amigas por la eternidad (si Sarai, no te escaparas de mí ni en el cielo).
Parece ayer que aprendí a andar en bicicleta en la casa de mi abuelo y me caí sobre las espinas de sus rosas favoritas.
Parece ayer que me fui a Brasil, mi segundo país y me enamoré de la música.
Todos estos son muy buenos recuerdos que tengo de mi pasado entre muchos otros. Luego va a parecer mañana que ayer nos graduamos de 8° Básico y con las chicas estaremos sentadas en las bancas comentando sobre el chico lindo que acabó de pasar.
Tenemos que pensar y analizar nuestro pasado y preguntarnos: "¿Qué he hecho de mi tiempo?" o ¿Qué diferencia hice?
No debemos llorar o reclamar por lo que hicimos o dejamos de hacer, porque ese momento no va a volver. El ser humano no va a construir una máquina del tiempo, solo Dios es el dueño del tiempo. Lo que en realidad debemos hacer es pensar muy bien en las cosas que hacemos o vamos a hacer, porque estas serán parte de nuestro pasado, nuestra historia.
Después cuando estemos viejitos podremos decir que tenemos más recuerdos buenos que malos, o quizás no...
No desperdicies tu tiempo ¡Aprovéchalo! A mucha gente le gustaría tenerlo para poder arreglar las cosas...